¡Arre, unicornio!
Dani Gómez
A Emma le encantaban los unicornios y en su casa los había por todas partes. Además, todas las noches su padre le leía un cuento en el que salían unicornios. Pero Emma se fue haciendo mayor y sus intereses cambiaron con el tiempo. Ahora leía libros de vampiros y colgaba pósteres de cantantes de pop. Pasaron más cumpleaños y Emma se acabó marchando de casa y formando su propia familia. Por suerte, su padre guardó todos los unicornios en una caja en lo alto del armario, porque cuando Emma tiene a su hija Elna a ella también le encantaban los unicornios.
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